Durante años busqué el éxito, la aprobación y la sensación de estar a la altura.
Llegué a dirigir un equipo en una empresa reconocida, pero dentro de mí no había calma.
Vivía con ansiedad, estrés y la sensación constante de no llegar nunca.
Hasta que el cuerpo dijo basta.
Lo que llamaba ambición era, en realidad, una forma de huir de mí.
Cuando entendí que necesitaba parar de verdad.
Empecé a caminar por la montaña sin saber muy bien por qué.
Primero para despejarme, después para entenderme.
En cada paso sentía algo que había olvidado: presencia.
Descubrí que el cuerpo sabía cómo volver a calmar la mente.
Ese fue el primer “reset” de mi vida.
De la exigencia 
 a la escucha.
				Empecé a escuchar lo que mi cuerpo y mis emociones llevaban años intentando decirme.
Dejé de querer hacerlo todo perfecto y empecé a querer estar presente.
Entendí que muchas personas vivían lo mismo: agotadas, desconectadas, buscando sentido.
Y ahí nació el deseo de crear un espacio donde poder parar juntos.
Así nació Wild Reset.
De la unión entre cuerpo, naturaleza y verdad.
No como un negocio, sino como una necesidad vital.
Crear experiencias que te devuelvan al presente.
Que te hagan sentir de verdad, sin filtros ni artificios.
Porque a veces no necesitas hacer más. Solo necesitas parar.
Hoy, Wild Reset es mi forma de recordar lo que importa.
Cada experiencia que guiamos en la montaña es también un recordatorio para mí.
No se trata de enseñar nada, sino de compartir un camino.
Un camino donde todos —yo incluido— aprendemos a escucharnos mejor.
Donde el cuerpo encuentra su ritmo, y la mente, su pausa.
Wild Reset no nació de una idea. Nació de una necesidad. La de volver a mí para poder acompañar a otros a volver a sí mismos.
 
								